The Ornament: The Building’s Soul
- ALEJANDRA DELGADO-RODRIGUEZ

- 22 sept 2020
- 3 Min. de lectura
Desde tiempos antiguos los edificios siempre tenían ornamento, algo que los identificaba, a veces con un dios o varios dioses griegos, algunos con de un santo o escenas bíblicas; el ornamento era la personalidad de cada una de las estructuras, aunque siempre similares a los templos griegos, las mismas columnas dóricas con el mismo tipo de decorado de los dioses en el frontón. En 1881 fue el inicio de una ornamentación única y representativa de Chicago, Illinois; es este punto cuando un arquitecto trato de cambiar la ornamentación clásica por una única y original. Por otra parte, esto que comenzó a ser llamativo 1881 y a marcar el renacer de Chicago tras el devastador fuego de 1871, tuvo su fin en 1922, con Krause Music Store en Chicago. A lo que quiero llegar es a el porque de la importancia de la ornamentación aunque sea mínima independientemente su escala.

Louis Sullivan, tras entrar al instituto de tecnología de Massachusetts, ir a la Escole des Beaux-Art de Paris, incluso admirar la Capilla Sixtina en Roma; en 1880 entra a la firma de Adler, ingeniero en acústica, y dos años se convierte en su mano derecha, luego de Adler observar el talento de Sullivan en la construcción de Rothschild Store en 1881. Sullivan, tenia el talento, la ornamentación no era la clásica decoración en la fachada de un edificio, era como observar exposición metafórica entre una combinación entre neogótico, neoclásico y un nuevo concepto o idealización nunca vista en los Estados Unidos. Se me hace difícil explicar el sentimiento que da esta ornamentación florida y que dependía según el encargo, no solo en edificios en la ciudad de Chicago, sino que también en mausoleos que inspiraban a dar la sensación de tristeza si no de un retornar. Sullivan tenía una forma peculiar de decorar los edificios, no era solo con tallados en la fachada, incluso jugaba con las texturas de la piedra, y hacia combinados que los hacia llamativos al de los consumidores del área cercana a la edificación.

Según Robert Twombly, en el “Louis Sullivan: She Struggle for American Architecture”, dijo que el ornamento era un letreo, incluso funcionaba como un anuncio que reflejaba el conocimiento que tenía su dueño. Aunque esta era la interpretación de la época, el ornamento si funcionaba como un atractivo, Sullivan diseñaba desde la fachada hasta las decoraciones interiores (rejilla del elevador, tapas de chimenea, parrilla de calefacción, ventana del cajero de banco, incluso hasta los ductos de ventilación). Si comparamos los edificios que se construyen hoy día, la mayoría no tienen ningún tipo de ornamento ni fachadas ni en su interior, lo que puede diferenciar es en su formas, pero siguen estando vacías, careciendo de carácter y personalidad. Sullivan, podríamos decir, tenia dos reglas para el ornamento que el mismo diseñaba, primero debía ser la conexión entre el hombre y la naturaleza, recordarnos la naturaleza; la segunda en que el ornamento tenia y tiene que ser compatible con su entorno, por ejemplo son el edificio “Chicago Stock Exchange Building” y el edificio de “Farmers & Marchants Union Bank”, dos estructuras con localizaciones completamente diferentes, pero ambas logran el objetivo de obtener la emoción del consumidor, ya sea con detalles en piedra o en mosaico.
Hoy día es ornamento es algo que se a perdido atravesó del avance de la contrición de rascacielos, los cuales sus fachadas solo lo que hace es reflejar la luz del sol, irritando los ojos de aquel que se detenga a mirarlo, y que el entrar encuentras un gran espacio translucido, que al salir observas el caos que hay fuera, al igual que dentro en sus pasillos y corredores existe el caos laboral. El ornamento puede ayudar a ser un manejador de las emociones de su espectador, siempre y cuando la utilices bien, de acuerdo con lo que lo rodee. Es triste percatarse que antes los edificios tenían su propio carácter, a pesar de, haber tenido la misma forma y tamaño era fácil reconocerlo por su fachada; mientras que ahora tenemos que ser mucho más específicos al describir el edificio, que no sea únicamente aquel edificio alto de cristal. En resumen, es importante traer de vuelta ese detalle que caracterizaba a cada edificio y que jugaba un papel importante en la profesión del arquitecto y la vida diaria de las personas.














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